De por qué ocupar cargos de gobierno sin un dilema ideológico
- Astrid Raquel
- 7 ago 2024
- 2 Min. de lectura
La disputa de si hemos engavetado las ideologías o si las vamos a imponer por
llegar al gobierno es una falsa dicotomía. Estoy convencida que “el status” sí es el
problema de fondo. Se llama coloniaje, de los procesos que más daño hacen a las
sociedades. No es el único. El neoliberalismo mantiene a países “soberanos”
sumidos en otra forma de coloniaje. Por tanto, no podemos enfocarnos en resolver
uno sin tocar el otro. Los procesos históricos que toman una generación o dos,
son cortos para la historiografía, pero para el hambre y los sueños no. Hay
asuntos inmediatos que atender. Habrá que intentar mirar a lo lejos y a las pisadas
a la vez. Además, en esta coyuntura histórica, corresponde que la resolución del
colonialismo sea una de “consenso” y educación, aunque suene cursi. Ganarnos
la hegemonía de los corazones de nuestro pueblo con las acciones concretas que
demuestren en lo cotidiano lo que buscamos para el futuro. Los neoliberales no
pueden resolver los problemas reales porque sus políticas son antisociales en sí
mismas. Solo pueden pagar la propaganda que le haga creer lo opuesto a la
gente. Con las políticas de pueblo, sensibles, de amor, nosotros sí podemos
satisfacer las necesidades humanas. La gente come hoy; no cuando termine el
coloniaje, si es que ese termina alguna vez. Tanto la disolución de la colonia, como
la democracia y todas las políticas justas precisan ser defendidas por siempre, no
tienen triunfo definitivo. La vida es toda lucha, dijo el poeta. Toca defender el pan,
el parto, el agua, el salario, la hora de almuerzo, el acceso a salud, la luz, el gozo,
el arte y el beso de hoy, a la vez que seguir, de cara al horizonte, construyendo la
lucha de futuro que sostenga cada victoria.

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